20/Noviembre/2000
Querido Tim:
Aun no sé cual fue el
motivo de escribirte, pero empezaré a hacerlo antes de que se me olvide.
Empezaré por el primer momento que te conocí, ¡Vaya que fue un día lluvioso!,
un tornado pasaba de forma casual a un millon de distancia (perdona la
exageración) y a un así no dejaba de llover, justo ese día llevaba el increíble
vestido azul “sexy” (ese que me hace ver más delgada), las zapatillas negras
que odias y mi abrigo beige; quien diría que tu y tu precioso auto pasarían
justo encima del charco acumulado de 3 días y salpicaría mi vestimenta.
Lo único bueno de la
cachetada que te dí, fue tener que ver tus ojos verdes “Perdoneme por
salpicarla”, quedando enamorada no solo de tu locion y tu sonrisa, si no del
dolor en mi mano despues de ver tu mejilla roja…para más tarde arrepentirme
cuando te conocí en aquella fiesta de cumpleaños.
A partir de ahí, tu te
sabes la historia mejor que yo; aprendiste a amarme y yo aprendí a tenerte
paciencia; terminaste amando el sushi y yo terminé odiando la ropa de lana, me
cuidaste en enfermedades y yo cure tus heridas…terminamos siendo almas gemelas
invertidas. Y a pesar de conocerte tan bien, no entiendo porque te fuiste de mi
lado aquella mañana…¿Fue por echarle más sal a tu comida favorita?. Escríbeme
pronto que temo volverme loca.
Te amo.
Val.